El impacto del calor en los cítricos: desafíos y recomendaciones para su cultivo

cultivo de cítricos

El cultivo de cítricos se sitúa como una de las principales actividades económicas en muchas regiones del mundo. Se trata de frutas muy apreciadas tanto por su sabor como por sus beneficios para la salud.

Sin embargo, las altas temperaturas asociadas al cambio climático plantean importantes desafíos para el sector debido a que se trata de frutas particularmente sensibles a las condiciones climáticas, especialmente al calor extremo.

En este artículo, vamos a desgranar algunas de las principales consecuencias que tienen las altas temperaturas en el cultivo de cítricos y cómo se puede intentar mitigar los efectos adversos.

Una de las principales consecuencias del efecto del calor en el ciclo vegetativo de los cultivos es el estrés hídrico en los árboles. Las altas temperaturas aumentan la demanda de agua de los cultivos de cítricos ya que el calor intenso provoca una mayor evaporación de agua a través de la transpiración de las hojas, lo que se puede traducir en problemas de cuajado y una mayor vulnerabilidad a enfermedades y plagas.

Además, la exposición a un calor extremo durante el período de floración y cuajado de los frutos puede afectar directamente a la producción de cítricos o incluso causar una mayor caída de los frutos en desarrollo.

En los casos de fruta dulce, como es la mandarina, una temperatura demasiado elevada provoca que el fruto madure antes e incluso afecte negativamente al sabor, la textura o su apariencia.

¿Qué hacer con mis cítricos ante las altas temperaturas?

A la hora de seleccionar las variedades de mandarinas para el cultivo, es importante elegir aquellas que mejor se aclimaten a las altas temperaturas. En este sentido, la mandarina Orri presenta unas características que le confieren una óptima adaptación a temperaturas altas.

En cuanto al riego, este es fundamental para mantener la hidratación de los árboles de mandarina en períodos de extremo calor. Es importante proporcionar un riego adecuado y de forma regular para asegurar que las raíces reciban la suficiente agua y evitar, así, el estrés hídrico del que ya hemos hablado.

Además, un suelo saludable y bien cuidado o el uso de materia orgánica alrededor de los árboles, es fundamental para protegerlos, ayudando a conservar la humedad, regular la temperatura y prevenir la evaporación excesiva, al mismo tiempo que evita el crecimiento de malas hierbas alrededor del árbol.

En ocasiones, se recurre también a sistemas de sombreado como estrategia efectiva para proteger los árboles del sol directo, algo que se consigue mediante la plantación de árboles más altos alrededor de los cultivos o la instalación de sistemas y estructuras de sombreado temporales como las mallas.

Por último, otra recomendación importante es la inspección regular de los árboles. Una poda adecuada o la aplicación de productos fitosanitario, si es necesario, ayuda a prevenir enfermedades y plagas que pueden poner en riesgo la salud de los árboles.