Cuando se degusta una Orri, las palabras y los argumentos sobran y ya no hace falta convencer a nadie de los beneficios de consumirla. Pero lo cierto, es que aún quedan un par de meses para que volvamos a disfrutar del sabor de nuestras preciadas mandarinas y nos hemos propuesto “haceros la boca agua” recordando qué es lo que la hace tan especial.
La mandarina Orri se ha ganado el título de ‘Reina de las mandarinas’. Lo cierto es que, pese a su escasa trayectoria en nuestro país, pues se introdujo en el mercado en 2007, es considerada una mandarina Premium. Y es que la Orri lo vale.
Si nos preguntamos qué hace a esta variedad de mandarina tan especial, no podríamos dar una sola respuesta. Su sabor, su textura, su firmeza, … Los atributos de la Orri la aúpan al Olimpo de los cítricos.
Desde ya advertimos que si seguís leyendo sentiréis la imperiosa necesidad de que llegue el mes de enero para poder encontrar la mandarina Orri en fruterías y supermercados y así poder deleitarnos con sus cualidades organolépticas. ¡Allá vamos!
- La mandarina Orri tiene un buen calibre, en torno a los 90 milímetros. Es ligeramente achatada, y con un intenso color naranja.
- Su piel es firme, muy resistente, pero muy fácil de pelar.
- Su pulpa es jugosa y contiene gran cantidad de zumo.
- Raramente se encuentran semillas en sus gajos, que son turgentes y cuyas finas membranas se deshacen en la boca.
- En cuanto al sabor, la mandarina Orri es como un caramelo. Sus altos niveles de azúcar (entre 14° y 15° Brix) unidos a su perfectamente equilibrado contenido en ácido, le proporcionan un sabor único.
Además, la mandarina Orri es fuente de Vitamina C, que refuerza el buen funcionamiento del sistema inmunológico; contiene fibra que contribuye a regular los niveles de colesterol y es rica en minerales que ayudan a controlar la presión arterial.