Cómo evitar el estrés hídrico en los cítricos durante el verano

estrés hídrico

El verano es una de las épocas más críticas para el cultivo de cítricos debido a las altas temperaturas, la mayor radiación solar y la escasez de lluvias. Estos factores pueden generar una situación de estrés hídrico, que afecta directamente al desarrollo del fruto, la sanidad del árbol y el rendimiento de la campaña, ya que el agua es el recurso más importante para impulsar el crecimiento y desarrollo de las plantas. Además, la productividad de las plantas está muy relacionada con la cantidad de agua disponible y con la eficiencia del uso de ésta. 

En este artículo explicamos cómo identificar los primeros signos de estrés hídrico en campo, qué consecuencias puede tener si no se gestiona a tiempo, y cuáles son las mejores prácticas para prevenirlo o corregirlo.

En primer lugar, es importante conocer qué es exactamente el estrés hídrico. El estrés hídrico se refiere a la falta de agua necesaria para el crecimiento y desarrollo óptimo de los cultivos. Esto puede deberse a la escasez de lluvias, un suministro inadecuado o a una mala gestión de los recursos hídricos. 

Entre las señales más comunes se observa una pérdida de brillo en las hojas, que lucen más opacas o flácidas. En casos más avanzados, las hojas jóvenes tienden a enrollarse o caer, los brotes detienen su crecimiento y el fruto puede presentar deformaciones, bajo calibre o incluso caída prematura. Estos efectos disminuyen el rendimiento comercial y comprometen la calidad del cítrico, cuyo valor en el mercado depende, en gran medida, de su calibre uniforme, buen estado exterior y sabor.

Para evitar estas consecuencias, la gestión del agua durante el verano debe ser cuidadosa y adaptada a la demanda real del cultivo. El uso de riego por goteo bien distribuido, junto con un monitoreo constante del estado hídrico de la planta, permite tomar decisiones más precisas. No se trata de regar más, sino de regar mejor. Un exceso de agua puede ser tan perjudicial como su escasez, ya que favorece problemas como la asfixia radicular o enfermedades fúngicas.

En plantaciones bien gestionadas, el estrés hídrico puede prevenirse también mediante prácticas como el acolchado del suelo, que reduce la evaporación, o mediante el uso de sensores de humedad que permiten anticiparse a cualquier desequilibrio. Además, herramientas tecnológicas como la teledetección por satélite o los mapas de vigor, que ya se utilizan en el control de plantaciones no autorizadas, pueden aplicarse también al seguimiento hídrico de los cultivos.

En el caso de la mandarina ORRi, reconocer el estrés hídrico a tiempo y aplicar medidas correctivas, no solo garantiza una producción más estable, sino que permite mantener el estándar de calidad que ha posicionado ORRi como una de las variedades más valoradas del mercado. En este contexto, el manejo responsable del agua no es solo una necesidad agronómica, sino también una apuesta por la sostenibilidad y la rentabilidad a largo plazo.